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Invertir Empresas Tecnológicas | FAANG | FONDOS.COM

Escrito por David Macià Pérez | 30/8/2021

Antes de hablar sobre invertir en empresas tecnológicas, deberíamos empezar por definir qué entendemos exactamente por empresas tecnológicas. Probablemente a muchos, el primer nombre que les vendrá a la cabeza es alguna de las archiconocidas FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google). Pero ¿son realmente tecnológicas? 

Sin duda se sirven de la tecnología para hacer sus negocios. Sin embargo, Amazon es un supermercado donde se vende todo tipo de artículos, Netflix es productor y distribuidor de series y películas, Google y Facebook viven de la publicidad…y Apple sí vende gadgets tecnológicos.  Pero la realidad es que cada vez más su foco se encuentra en la oferta de servicios varios asociados a sus dispositivos, y no estrictamente en la tecnología. Igual ocurre con Amazon que también genera gran parte de los beneficios de sus servicios en el segmento cloud

Todas estas empresas tecnológicas, que nacieron vendiendo dispositivos electrónicos o productos digitales, han ido expandiéndose y ocupando espacios de negocios tradicionales. Y, lo contrario está sucediendo también a marchas forzadas. Sectores “de toda la vida” incorporan la tecnología, mezclándola con su actividad tradicional hasta que se vuelven inseparables.

Recopilan y tratan los datos de sus clientes mediante complejos algoritmos para poder producir los productos que de verdad interesan, y poder segmentar mejor a sus clientes. Ocurre lo mismo con sus sistemas productivos, para hacerlos más eficientes. Y, por último, se ven obligados a distribuir sus productos de forma digital. 

Si no lo hacen, corren el riesgo de ser engullidos por cualquier otra empresa tecnológica importante. O incluso, para sobrevivir, se ven obligados a dotar a su producto de cantidades ingentes de tecnología para que éste subsista. Un ejemplo muy claro son los automóviles. Cuesta irónicamente cada vez más distinguir un coche de un teléfono móvil con ruedas (¡prácticamente ya conducen solos!). 

 

Entonces, ¿cómo se debería invertir en empresas tecnológicas?

En este sentido, una primera reflexión sería que la tecnología es y será cada vez más una parte imprescindible de la economía, a todos los niveles. Por eso la inversión en empresas tecnológicas es, y debe ser, una parte esencial de cualquier cartera que aspire a rendimientos decentes en el largo plazo. Con la diversificación debida, eso sí.

No obstante, por diversificación de activos, no entendemos repartir las inversiones entre distintos sectores, siendo uno de ellos el tecnológico. Invertir en Walt Disney o en Walmart para diversificar la cartera, vendiendo Netflix o Amazon aporta más bien poco. La concepción tradicional de los sectores es en buena parte arcaica. Invertir en las FAANG no es hacerlo en un solo sector. Lo importante es conseguir no diversificar solo entre las etiquetas de nuestras inversiones, sino que lo realmente relevante es de dónde salen en realidad los ingresos de cada empresa. Queremos conseguir que dichas fuentes de ingresos estén suficientemente repartidas, tan descorrelacionadas entre sí como seamos capaces. 

Mucho más relevante que lo anterior es saber si las valoraciones de todas estas “empresas tecnológicas” se han disparado o no hasta niveles irracionales. ¿Estamos en una burbuja? Depende mucho de cada caso. 

 

Tipos de empresas tecnológicas 

Separémoslas en tres grupos: 

  • Empresas que “serán el futuro”: Empresas que cotizan a múltiplos aparentemente desorbitados, que se pagan a precios elevados en comparación a sus beneficios ya que espera que acaben dominando el segmento de negocio en el que operan, siendo sus beneficios futuros exponenciales. Lo cierto es que aquí la valoración acostumbra a ser secundaria. Lo verdaderamente importante es que realmente terminen por ser lo que se espera de ellas. En Fondos.com es donde nos sentimos más cómodos invirtiendo, y preferimos no participar de este tipo de inversiones. El riesgo es binario: si acertamos, si damos con la Microsoft del mañana a precios de hoy, el resultado puede ser realmente sensacional. Pero si algo se tuerce, muy probablemente las cotizaciones de hoy sean una trampa mortal. No hay el más mínimo margen de seguridad. 
  • Empresas que “son el futuro”: Enfatizando en el cambio de tiempo verbal. Son empresas que han conseguido establecerse como referentes en su nicho, erigiendo barreras de entrada y/o ventajas competitivas muy difíciles de derribar. No debemos comprarlas a cualquier precio, pero merecen cotizar a prima versus el mercado. Y además, suelen ser muy intensivas en intangibles, activos que el sistema contable actual menosprecia. En muchos casos, observamos valoraciones que están artificialmente hinchadas. Muchos de estos títulos son más baratos de lo que parecen a primera vista. 
  • Empresas que son el pasado: Cualquier empresa tecnológica cuyos beneficios hayan entrado en un declive estructural parece más barata de lo que realmente es. Dicho de otro modo, el tiempo hace que los múltiplos se expandan, aunque la cotización se quede dónde está. Esto último no suele pasar, la cotización, en el medio plazo, acaba por ir de la mano de los beneficios empresariales. Es el grupo que el inversor a largo plazo debe evitar a toda costa cuando invierte en empresas tecnológicas. Y pensándolo bien, en este segmento hay muchos más títulos “no tecnológicos” que los del sector que nos ocupa. 

En resumidas cuentas y como conclusión, sí creemos que es un buen momento para invertir en tecnología. De hecho, pensamos que siempre lo es. Ignorar dicho sector, en mi opinión, sería una temeridad. Otra cosa es que eso pueda hacerse de forma indiscriminada. Ahí la respuesta es rotundamente la opuesta. Los mercados actuales están en modo exuberancia.

La pandemia ha acelerado el proceso de digitalización de la economía, y las empresas que se benefician de ello se han disparado, algunas hasta niveles estratosféricos. De forma muy selectiva, sigue habiendo buenas oportunidades que aprovechar. Pero hay que ser eso, selectivo. Lo anterior, sin embargo, es extensivo a la tecnología, y a casi todos los demás sectores.