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Cómo no Malgastar el Dinero | 𝐅𝐎𝐍𝐃𝐎𝐒.𝐂𝐎𝐌

Escrito por Juan Puente - CEO | 11/1/2019

La mayoría de gastos que realizamos empiezan con una buena idea, un proyecto personal interesante, una nueva afición o un almuerzo en un restaurante... pero ¿cómo no malgastar el dinero?

Comemos con los ojos y llenamos nuestra nevera simbólica con comida que va a permanecer ahí hasta que emprenda su camino al cubo de la basura.

Hay muchos factores que influyen en la psicología de los gastos y las compras, que se traducen en despilfarro alimenticio, literalmente en el caso de la comida, así como en la pérdida de dinero y poder adquisitivo personal y familiar en el resto de los casos.

En cambio, si aparece un cargo de 200€ desconocido en nuestra tarjeta de crédito, o los odiados 6€ o 12€ de comisiones de mantenimiento de una cuenta corriente, lo más seguro es que nuestra furia se descargue contra el banco hasta solucionarlo.

El punto de partida de este artículo es reflexionar sobre todas esas formas invisibles a través de las cuales nuestro dinero también abandona la cartera, y cómo combatirlas o detenerlas.

¿Cómo malgastamos dinero sin darnos cuenta?

Apunta bien esta lista, seguro que cumples más de uno:

1. El desperdicio de comida

Recuperando el ejemplo inicial, comprar en exceso en el supermercado acaba, en muchos casos, con esos alimentos frescos deteriorándose o caducando antes de poder consumirlos.

Planificar la compra y los menús ayudan a adquirir lo justo y necesario, además de limitar las visitas a la tienda, ahorrando de paso en tiempo y gasolina.

2. Comparar precios y rebajas

Es tradición del país inflar algunos precios para que los descuentos tengan mejor aspecto en los anuncios, folletos y carteles.

Afortunadamente para los consumidores, hay páginas web que comparan precios actuales e históricos, permitiendo hacer un seguimiento de las compras realizadas o incluso reclamar un ajuste a la tienda.

3. Pagar intereses de compras a crédito

Muchas tarjetas actuales permiten aplazar el pago o dividirlo en tres o hasta seis meses, por el módico precio de un interés fijo.

La comodidad de asumir un pago fraccionado y un “compre ahora, pague después” contra los intereses, que pueden alcanzar cifras de escándalo si se realiza esta práctica varias veces al año.

Pagar con efectivo, o pagar al mes siguiente, permite ahorrarse esos intereses; lo único que se necesita es planificar las compras.

4. Cargos bancarios inútiles

Los bancos tradicionales se prodigan en comisiones por aquellos servicios adicionales (como sacar dinero de un cajero en otra red, o realizar ciertas transferencias) y por otros motivos, como un descubierto de cuenta.

Conocer estas comisiones es saber evitarlas en la mayoría de casos.


5. Primeras marcas

En un mercado donde fabricantes de primeras marcas producen también marcas blancas idénticas para muchísimos establecimientos, los genéricos se abren paso con el estandarte del ahorro.

Esto incluye medicamentos y productos de farmacia, así como tintas de impresora y un largo etcétera.

6. Pagar por lo que no se utiliza

En esta categoría caben servicios de televisión a la carta, membresías de gimnasios y planes de telefonía móvil, entre muchos otros.

Evaluar qué se necesita y qué se utiliza es clave para calcular, y pagar, por exactamente lo que es útil para cada uno, ni más ni menos.

7. Dejar las cosas para el final

Las reservas de hoteles y de billetes de avión, a menudo, presentan ofertas en el último momento, pero el mejor ahorro suele presentarse cuando se adquieren con bastante antelación.

Una buena planificación, siempre y cuando se disponga de la información, ayuda en este sentido.

8. Comprar novedades

Un producto nuevo tiene su encanto y atrae, pero también es el momento en que es más caro.

Quizá por ello han surgido cientos de alternativas para adquirir productos de segunda mano con garantía, además de las etiquetas de “productos reacondicionados” que prácticamente son indistinguibles a los nuevos, excepto por un precio muy inferior.

En general, el colofón es que disponer de una visión general de los gastos permite identificar aquellas áreas donde es posible mejorar.

Lo hemos dicho anteriormente: la información es poder.

Existen aplicaciones que permiten efectuar esos pequeños cambios necesarios sin poner patas arriba el presupuesto familiar entero. La clave aquí es establecer objetivos de forma efectiva y ser realista, con sinceridad, acerca de lo que se puede alcanzar así como lo que es superfluo.

Esto trae un plus de motivación que, a la larga, permite mirar hacia objetivos a largo plazo.

¿Qué hacer con el dinero ahorrado?

Págate a ti mismo.

Considera esos ahorros mensuales como una factura a asumir.

Esto automatizará el proceso, y ese dinero podrá circular hacia otros menesteres, como por ejemplo, el comienzo de una pequeña cartera diversificada que lo haga crecer mientras tú te olvidas de que está ahí ahora porque, de hecho, nunca estuvo (¡por estar gastándose!).